sábado, 24 de septiembre de 2011

Mapa Guerra de Sucesión Española

Guerra de Sucesión Española

CUESTIONES BLOQUE II.

3.1. Evolución política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba.

CONQUISTA MUSULMANA.
Los árabes musulmanes, alentados por la idea de la "guerra santa", iniciaron en el siglo VII una fulgurante expansión por el Oriente Medio y el norte de África, llegando hasta las costas del océano Atlántico.
Aprovechando la crisis interna del reino visigodo, envuelto en una de sus constantes luchas internas por el poder monárquico, tropas musulmanas, compuestas por árabes y beréberes, cruzaron el estrecho de Gibraltar en el año 711 iniciando la conquista de la península ibérica.
Dirigidos por el beréber Tariq, lugarteniente del gobernador del Norte de África, Musa ibn Nusayr los musulmanes derrotaron en la batalla de Guadalete (711) al último rey visigodo, Rodrigo, que perdió la vida en el combate.
Animados por aquel éxito, los invasores decidieron proseguir el avance por las tierras hispanas, primero en dirección a Toledo, posteriormente hacia Zaragoza. En apenas tres años, los musulmanes lograron conquistar la mayor parte de las tierras hispánicas sin encontrar apenas resistencia. Solo las regiones montañosas de las zonas cantábrica y pirenaica escaparon a su control.
Junto a los árabes, que ocupaban los puestos dirigentes, grupo bereberes del norte de África engrosaron las filas de los invasores musulmanes.
Los árabes tenían fuertes estructuras tribales (qaysíes, kalbíes) que mantuvieron largo tiempo fuertes enemistades que pronto se manifestaron al repartirse las tierras ocupadas.
A todos estos problemas entre los árabes, hay que añadir los provocados por los beréberes islamizados del norte de África, reacios a someterse a un autoridad central. Resultado de todo ello fue un oscuro período de luchas y enfrentamientos entre los distintos clanes árabes, y entre árabes y beréberes, que durará toda la primera mitad del siglo VIII.
Diversos magnates nobiliarios visigodos decidieron pactar con los invasores, como fue el caso de Teodomiro, en la región murciana. Las escasas fuentes disponibles nos hacen pensar que la conquista se realizó principalmente mediante capitulaciones y rendiciones acordadas entre los señores godos y los conquistadores musulmanes. La violencia fue más la excepción que la regla.

CALIFATO Y EMIRATO.
El Emirato (756-929)
Tras la invasión musulmana, la mayor parte de la península ibérica se convirtió en una nueva provincia del califato islámico, Al-Andalus. Al frente de este territorio se colocó a un Emir o gobernador que actuaba como delegado del Califa musulmán, por entonces perteneciente a la dinastía Omeya, con capital en ciudad de Damasco.
Los musulmanes realizaron algunas incursiones por el norte de la Peninsula, pero fueron derrotados por los astures en Covadonga (722). También penetraron en suelo franco, donde ocuparon ciudades como Narbona, pero sufrieron un duro golpe ante el ejército de los francos en las proximidades de Poitiers (732). Esta batalla supuso el fin de la expansión árabe musulmana en Europa.
A mediados del siglo VIII tuvo lugar un hecho clave. La dinastía Omeya fue víctima de la revolución Abasí, familia que se adueñó del Califato. Un miembro de la familia derrotada logró escapar, refugiándose en Al-Andalus, donde, gracias a los apoyos que encontró, se proclamó emir. Se trataba de Abd-al-Rahman I (756-788), con quien comenzaba en Al-Andalus el período conocido como emirato independiente, debido a que acabó con la dependencia política de los califas abasíes, que habían establecido su sede en la ciudad de Bagdad. Al-Andalus siguió reconociendo al Califa Abasí como líder espiritual del mundo musulmán.
Abd-al-Rahman I fijó su capital en la ciudad de Córdoba e inició la tarea de construcción de un estado independiente en Al Andalus. Para ello necesitaba fundamentalmente tres cosas: un ejército, unos ingresos económicos, y sofocar las posibles revueltas de sus enemigos. El desafío al poder central de Córdoba fue una constante en las grandes familias nobles musulmanas asentadas en las diversas regiones de Al-Andalus.
El Califato de Córdoba (929-1031)
Un importante paso en el fortalecimiento de Al-Andalus se dio en el año 929, cuando el emir Abd-al-Rahman III (912-961) decidió proclamarse Califa, cargo en el que confluían el poder político y el religioso. “Nos parece oportuno que, en adelante, seamos llamado Príncipe de los Creyentes”, se escribía en una carta que el nuevo califa envió a sus gobernadores.
El Califa residía en el alcázar de Córdoba, situado junto a la gran mezquita. Unos años después de su autoproclamación, Abd-al-Rahman III ordenó construir, al oeste de la capital, la impresionante ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, convertida en residencia califal y en el centro del poder político de Al-Andalus.
Almanzor y la crisis del Califato de Córdoba
En las últimas décadas del siglo X, Almanzor se hizo con el poder efectivo en Al-Andalus; ejercía el cargo de hachib, una especie de primer ministro. Mientras tanto, el califa de la época, Hisham II (976-1009), vivía recluido en el palacio de Madinat al-Zahra sin ejercer en lo más mínimo el poder político.
Almanzor, que basó su poder en el Ejército, integrado sobre todo por soldados beréberes, organizó terroríficas campañas contra los cristianos del norte peninsular. Su muerte en año 1002 inició el proceso de descomposición política (fitna) que llevó al fin del Califato en el 1031.








3.2. La crisis del siglo XI. Reinos de taifas e imperios norteafricanos.

En 1031 acabó el Califato de Córdoba y Al Andalus se desintegró en 30 reinos de taifas (en árabe banderías), ricos y cultos pero débiles militar y políticamente. Las disputas entre ellos eran frecuentes y debían pagar parias (tributos) a los reinos cristianos para no ser invadidos. En 1085 Alfonso VI de Castilla tomó Toledo y los reyezuelos taifas asustados pidieron ayuda a los Almorávides, bereberes integristas que hacían la yihad o guerra santa a los cristianos. Unificaron los reinos taifas desde 1086, pero su dominio se desintegró desde 1140 por el ataque de los Almohades surgiendo nuevas taifas. En 1147 cruzaron a la península los Almohades, aún más fanáticos. Su califa Abd-al-Mumin construyó un imperio en el norte de Africa, con capital en Rabat. Unificaron los reinos taifas, derrotando en Alarcos (1195) a los castellanos; pero fueron vencidos en las Navas de Tolosa (1212) ante una coalición cristiana dirigida por Alfonso VIII de Castilla. Tras la toma de Sevilla (1248) sólo quedó el reino taifa de Granada.
. La crisis del siglo XI: Los reinos de Taifas.
Al morir el dictador Almanzor (1002) el Califato de Córdoba entró en un periodo de decadencia, estallando una guerra civil, hasta que en 1031 desapareció. Surgieron unos 30 pequeños reinos de taifas (banderías). Se clasifican en tres grupos, según su composición étnica: taifas árabes (Zaragoza, Sevilla, Córdoba, Toledo, Badajoz, entre las más importantes), beréberes (Granada, Málaga) y eslavas (Murcia, Valencia). Eran muy débiles militar y políticamente, por lo que no pudieron impedir el avance de los reinos cristianos del Norte, a los que tuvieron que pagar fuertes tributos en oro (parias) para mantener su independencia. Por ello, los reyes aumentaron los impuestos a sus súbditos. Estos reinos eran muy brillantes cultural y artísticamente. Cuando el rey Alfonso VI de Castilla conquistó Toledo (1085) el reyezuelo taifa de Sevilla, asustado, pidió ayuda a los almorávides del Norte de África, que invadieron la península, unificando Al- Andalus y acabando con las taifas.


3.3. La organización económica y social.

La principal fuente de riqueza de Al Ándalus -el Estado musulmán en la Península durante la Edad Media era la agricultura, basada en la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo), que se cultivaban en grandes latifundios de secano; los musulmanes incorporaron nuevos cultivos (algodón, arroz, caña de azúcar, los cítricos?) y avanzadas técnicas de riego (norias y acequias). Las ciudades fueron marco de la industria textil (seda y lino) y de la artesanía especializada: Toledo era famosa por sus armas, Játiva por su papel, Málaga por su cerámica de reflejos metálicos, Granada por sus espadas y Córdoba por su rica orfebrería, repujados de cuero y objetos de cristal. También era muy importante el comercio. El exterior se benefició del uso de la moneda y de la posición privilegiada de Al Andalus entre Europa y África; se exportaban aceite, armas, tejidos? y se importaban productos de lujo de Oriente, especias y esclavos. El interior se realizaba alrededor del zoco o mercado.
La sociedad de Al Ándalus estaba dividida en diferentes grupos étnicos, religiosos y económicos:
La aristocracia árabe era propietaria de grandes latifundios en las mejores tierras y ocupaba los puestos clave en la administración; los bereberes eran campesinos o artesanos pobres y estaban marginados. Ambos eran musulmanes.
Los hispanovisigodos que vivían bajo dominio musulmán y que formaban la mayoría de la población se dividían en dos grupos: los muladíes convertidos al Islam y los mozárabes, minoría cristiana que pudo conservar su religión a cambio del pago de impuestos.
Los judíos, dedicados a los negocios mercantiles, residían en barrios diferenciados (juderías) y gozaron de consideración por su papel comercial y cultural.
Otros grupos minoritarios eran esclavos: los eslavos, que formaban parte del ejército mercenario y que llegaron a ocupar altos cargos y poseer riquezas, una vez libertos, y los negros.

3.4. El legado cultural. Al-Andalus: El pensamiento y las letras.
Al Andalus conoció un gran esplendor cultural en el siglo X (Califato de Córdoba), durante los reinados de Abd-al-Rahmán III y Al-Hakam II. Córdoba se convirtió en un atractivo centro cultural, donde se desarrollaron las ciencias -matemáticas, astronomía, botánica, medicina, historia- y la literatura, en especial la poesía, que cantaba el amor y la vida palaciega. Los eruditos, que se expresaban en lengua árabe, tradujeron obras de la ciencia griega, persa e india, que se divulgaron por Occidente a través de la España musulmana.
El periodo de los reinos de taifas, en el siglo XI, fue la edad de oro de la cultura andalusí, pese al declive político. Los principales reyezuelos rivalizaron como mecenas artísticos, en un clima de gran libertad intelectual. La corte de Sevilla fue famosa por sus poetas, como Ibn Zaydun y el propio rey Almotamid. El poeta y erudito cordobés Ibn Hazm escribió El collar de la paloma, un importante tratado sobre el amor.
Las invasiones norteafricanas de almorávides y almohades, con su fanatismo e intolerancia religiosa, provocaron el exilio de muchos intelectuales como los tres grandes de la filosofía y la medicina del siglo XII: Avempace, Averroes y el judío Maimónides, que trataron de conciliar la filosofía de Aristóteles con sus respectivas creencias y ejercieron enorme influencia en Europa.
El reino nazarita de Granada conoció durante los siglos XIV y XV un gran esplendor cultural. Destacan el historiador Ibn Jaldun y el poeta Ibn Zamrak, cuyos poemas decoran la Alhambra.


3.5. La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán.

Aunque la arquitectura andalusí se asentó sobre la tradición romano-visigoda y aportó los elementos más típicos del mundo islámico: arcos, cubiertas y la rica ornamentación basada en motivos geométricos, vegetales y epigráficos.
La gran mezquita de Córdoba es la obra emblemática de al-Ándalus. Su construcción comenzó a mediados del siglo VIII, en tiempos del emir Abd-al-Rahman I, y más tarde sería objeto de sucesivas ampliaciones. Las partes más brillantes datan del siglo X, sobre todo de tiempos del califa al-Hakam II, en cuya época se construyó el espectacularmihrab, caracterizado por la riqueza de los materiales empleados (en particular, los mármoles), por la original solución constructiva de las originales bóvedas de nervios y, finalmente, por la impresionante fantasía decorativa que lo acompaña.
Muy importante fue, asimismo, la impresionante ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, edificada en tiempos de Abd-al-Rahman III. Para su construcción se trajeron materiales de diversos lugares, como el norte de África, de donde procedía el mármol. Madinat al-Zahra albergaba, en su parte superior, una serie de palacios; en la zona media, jardines y vergeles, y en la parte inferior, la mezquita mayor y las viviendas de los servidores de palacio. Desafortunadamente, durante la guerra civil que precedió a la desaparición del califato, Madinat al-Zahra fue destruida.
También hay buenos ejemplos del arte musulmán fuera de Córdoba, como la mezquita toledana de Bib al-Mardom, posteriormente convertida en la iglesia del Cristo de la Luz.
Otros ejemplos esenciales de la arquitectura en Al-Ándalus son el Palacio de la Alfajeríaen Zaragoza, del período almorávide, la torre de la Giralda en Sevilla, de tiempos almohades, y sobre todo, el palacio granadino de la Alhambra, obra cumbre de los nazaríes. Exponente de la potencia económica y el brillo cultural del reino nazarí es un recinto fortificado que reúne en un mismo conjunto, un palacio oficial con funciones administrativas, un palacio privado, la residencia del monarca y amplias zonas de ocio. La Alhambra sobresale por su fantasía ornamental así como la conjunción entre arquitectura y entorno natural.

domingo, 18 de septiembre de 2011

CUESTIONES BLOQUE I

CUESTIONES.

1.1 El proceso de hominización en la Península Ibérica: Nuevos hallazgos.
El proceso de hominización se inició en África. De allí salió hace 1,5 millones años la especie homo ergaster ("hombre trabajador") que se extendió por O. Próximo, Asia y Europa. En la Gran Dolina de la sierra de Atapuerca (Burgos) se hallaron en 1994 los restos fósiles más antiguos de Europa (de hace unos 800.000 años). Se trataba de cráneos y mandíbulas de seis individuos- dos adultos y cuatro niños- pertenecientes a una nueva especie del género Homo, el homo antecessor ("hombre predecesor). Eran altos y fuertes y practicaban el canibalismo.
En la Sima de los Huesos del yacimiento de Atapuerca se han encontrado esqueletos completos de 32 individuos de hace unos 300.000 años, clasificados como preneanderthales. El homo sapiens de Neanderthal en la Península durante el Paleolítico Medio (100.000- 35.000 a.C). Era muy robusto, conocía el fuego, hacía útiles elaborados y enterraba a los muertos. Se extinguió hace unos 25.000 años por causas desconocidas. Se han hallado restos en Santander (Cueva Morin),Granada, Málaga y recientemente en Gibraltar los que quizá sean los últimos neandertales
El homo sapiens sapiens o de Cro-Magnon, nueva especie de procedencia africana con rasgos físicos semejantes a los actuales, llegó a la Península hace unos 40.000 años y convivió con el Neanderthal. Hacía arcos y flechas, útiles de hueso y pinturas rupestres. El hombre actual desciende genéticamente de él.

1.2. La pueblos prerromanos.
Entre los siglos V y III a. de C, la Península Ibérica era un mosaico de pueblos que vivían en la Edad del Hierro o Protohistoria. Se agrupaban en dos grandes áreas culturales:
a) Pueblos ibéricos (sur y levante): mostraban influencia cultural de fenicios y griegos. Hablaban la misma lengua y conocían la escritura. Su economía era agropecuaria pero también realizaban actividades comerciales y usaban moneda. Se organizaban políticamente en ciudades-estado, bajo el gobierno de reyezuelos (régulos) o asambleas. Sus poblados amurallados se situaban en lugares elevados. La sociedad estaba jerarquizada, comprendiendo desde la aristocracia hasta los esclavos; había relaciones de carácter personal (como la "devotio ibérica". Su arte era importante -Damas de Elche y de Baza- la cerámica..).
b) Pueblos celtas (norte, centro, oeste): eran de origen indoeuropeo y estaban más atrasados que los iberos. Los del centro y oeste (vacceos, vetones, carpetanos, lusitanos) tenían una economía agrícola o ganadera, con escaso comercio y no usaban moneda; la sociedad estaba organizaba en tribus, agrupadas por parentesco en clanes y gobernadas por una aristocracia guerrera, elegida según el prestigio personal. Los pueblos del norte (galaicos, astures, cántabros, vascones) eran los más atrasados debido a su aislamiento geográfico. Eran ganaderos y pescadores; sus poblados (castros) estaban fuertemente amurallados. Los celtíberos de la zona centro-oriental de la meseta eran indígenas que habían asimilado la cultura celta.

1.3. Las colonizaciones históricas: Fenicios, griegos y cartagineses.
En el primer milenio a. C llegaron a la Península estos tres pueblos colonizadores. Buscaban comerciar con los indígenas para obtener metales (cobre, oro, plata, estaño) y otros productos. Aportaron nuevos modos de vida.
Los fenicios establecieron enclaves comerciales en Gadir (Cádiz) - fundada hacia 800 a. C-, Malaka (Malaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra). Introdujeron la vid, el cerdo,tejidos de púrpura, el torno del alfarero, salinas, salazones y el alfabeto. Los griegos, sus rivales comerciales, llegaron hacia el siglo VI a.C. Desde Massalia (Marsella), fundaron colonias: Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias); Mainake (en Málaga) y Hemeroskopeion (Denia). Trajeron el olivo, el asno, la gallina, la moneda, obras de arte y las vocales del alfabeto. Ambos comerciaron con el misterioso Tartessos. Los cartagineses, procedentes de la colonia fenicia del norte de África, llegaron en el siglo VI a.C. Tras expulsar a los griegos, se enfrentaron a Roma en las Guerras púnicas por el control del Mediterráneo occidental. Querían conseguir metales, bases territoriales y mercenarios para su ejército. Fundaron Ebussus (Ibiza) y Cartago Nova (Cartagena), su capital.

1.4. Etapas de la conquista de la Península por Roma.
En el siglo III a. C. Roma y Cártago pugnaban por el Mediterráneo Occidental. En el 219 a.C. Aníbal, militar cartaginés, atacó Sagunto (aliada de Roma). Los romanos consideraron roto el Tratado del Ebro iniciándose la II Guerra Púnica (218-206a.C) y la ocupación romana de la península. Etapas:
1ª) ocupación del litoral mediterráneo y los valles del Guadalquivir y Ebro (218-170 a.C.). En el 218 desembarcan en Ampurias. En el 209 Escipión el Africano, toma Cartago Nova y en el 206 Gades. Los abusos tributarios causan revueltas indígenas que son sofocadas con dureza por el cónsul Catón.
2ª) penetración en la Meseta (154-133 a. de C). Hallaron gran resistencia indígena: guerras lusitanas, dirigidas por Viriato usando táctica de guerrillas, asesinado por orden de Roma y guerras celtibéricas, con la heroica resistencia de Numancia, asediada por Escipión Emiliano hasta su rendición en el 133. Excepto por la conquista de Baleares en el 123, las guerras civiles en Roma frenan el avance.
3ª) las guerras cántabro-astures (29-19 a. de C): la resistencia de estos atrasados indígenas fué tan fuerte que obligó a Augusto a acudir en persona. Finalmente fueron sometidos a esclavitud en las minas .

1.5. El proceso de romanización: el legado cultural.
Llamamos romanización al proceso de asimilación de las estructuras económicas, sociales, políticas, jurídicas y culturales del Imperio romano por los pueblos conquistados. En ella podemos distinguir varios aspectos:
El latín se impuso como lengua común, el derecho romano (leyes, concepción del estado...), la religión politeísta romana (Júpiter, Saturno…) y, posteriormente, en el siglo I el cristianismo. La estancia de las legiones es otro punto fundamental en el proceso. La romanización fue intensa en el levante y sur, escasa y tardía en el norte.
El proceso de romanización llegó a su máxima expresión con la extensión de la ciudadanía romana a todos los habitantes libres del Imperio (Caracalla, s.III dC.)
. El legado cultural de los romanos es enorme: los nombres de Hispania y de las provincias romanas, ciudades (como Emérita Augusta, Tarraco, Legio o Hispalis), que se llenaron de monumentos, como el acueducto de Segovia, el arco de Bará, los teatros de Mérida y Sagunto, el anfiteatro de Itálica, las murallas de Lugo, el puente de Alcántara, etc. Hispania fue cuna de emperadores (Adriano, Trajano, Teodosio) e intelectuales (el filósofo Séneca, los escritores Marcial y Quintiliano, el geógrafo Mela, el historiador Lucano, el agrónomo Columela).

La monarquía visigoda: Las instituciones
Los visigodos eran un pueblo germánico que llegaron en el año 411 como federados de los romanos para expulsar a suevos, vándalos y alanos que habían invadido Hispania en el 409. Al caer el Imperio romano de Occidente (476) y tras ser derrotados por los francos en Vouillé (507), establecieron un reino visigodo en la Península con capital en Toledo. Leovigildo conquistó el reino suevo (585) y Suintila expulsó a los bizantinos; pero no lograron someter a los vascones. Recaredo logró la unificación religiosa al convertirse al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589) y Recesvinto unificó la legislación visigoda y romana en el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo (654).
El reino visigodo fue el primer Estado político independiente y unificado de la Península. La monarquía era muy débil por ser electiva. Entre sus instituciones destacan: 1.- El Aula Regia: asamblea consultiva formada por la alta nobleza y colaboradores del rey. 2.- El Officium Palatinum, núcleo del Aula Regia con personas de confianza real. 3.- Los Concilios de Toledo, asambleas en principio religiosas y luego políticas, integradas por el rey, la Iglesia y la nobleza.