La España de los Austrias menores.
Los validos. El siglo XVII fue una época de crisis política. Los reyes españoles de la casa de Habsburgo Felipe III, Felipe IV y Carlos II, son llamados Austrias menores. Débiles y ociosos, dejaron el gobierno en manos de sus nobles favoritos, llamados validos o privados. El valido era un cargo político, similar a un primer ministro, que aconsejaba al monarca, supervisaba los Consejos y controlaba los documentos del gobierno.
Felipe III dejó el poder al duque de Lerma, un corrupto que se enriqueció. De 1600-1606 trasladó la Corte a Valladolid y expulsó a los moriscos en 1609. Felipe IV tuvo como valido al Conde-duque de Olivares, que para evitar la decadencia - España estaba desde 1618 en la Guerra de los Treinta Años -, quiso reforzar el poder real y centralizar la monarquía siguiendo las leyes e instituciones de Castilla y crear un ejército permanente; fracasó por la oposición de los otros reinos. Con Carlos II ejerció la regencia su madre, Mariana de Austria, que dejó el poder al jesuita padre Nithard, impopular y a Valenzuela. D. Juan José de Austria, su sucesor, fue defensor de los fueros y particularidades de los diversos territorios (pactismo). Al morir en 1700 Carlos II sin heredero provocó la Guerra de Sucesión que acabó con la llegada a España de los Borbones.
La crisis de 1640.
El conde duque de Olivares, para ganar la Guerra de Los Treinta Años, pretendía crear la Unión de Armas a la que todos los reinos debían contribuir con hombres y dinero, pero sin valorar su riqueza y población. La oposición al valido de Felipe IV provocó rebeliones generales y Olivares cayó en 1643.
La rebelión de Cataluña (1640-1652). El detonante fueron los abusos de los tercios reales destinados en el frente catalán con motivo de la guerra pero la causa fue el rechazo a la política centralista de Olivares. Se negaron a pagar tributos y estalló una revuelta campesina; los segadors entraron en Barcelona durante el Corpus de Sangre y asesinaron al virrey. Nombraron conde de Barcelona al rey francés, Luis XIII. Tras 12 años, los insurrectos se rindieron a las tropas de Juan José de Austria en 1652.
La rebelión de Portugal (1640-1668). Molestos por los nuevos enemigos e impuestos excesivos, se sublevaron proclamando rey al duque de Braganza (Juan IV). La rebelión tuvo un carácter nobiliario, anticastellano e independentista. Apoyados por Francia e Inglaterra lograron la independencia en 1668.
*. La España de los Austrias menores: La política exterior. El ocaso de la hegemonía de los Habsburgo.
El siglo XVII, en que reinaron los Austrias Menores, fue un siglo de decadencia en España, tanto política como económica, inseparable de la crisis general europea.
Felipe III (1598-1621) llevó a cabo una política exterior pacifista firmando la paz con Inglaterra y la tregua de los Doce Años con Holanda en 1609. Felipe IV (1621-1655) y su valido el Conde-Duque de Olivares, intervinieron en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) en ayuda de los Habsburgo del imperio austriaco, defendiendo el catolicismo contra los protestantes alemanes y holandeses y Francia, que los ayudaba pese a ser católica. Tras los éxitos iniciales de Breda y Nordlingen (1634), los ejércitos españoles fueron derrotados en mar (Las Dunas, 1639) y en tierra (Rocroi, 1643). La Paz de Westfalia (1648) reconoció la independencia de Holanda y la pérdida de la hegemonía de los Austrias. La guerra con Francia acabó en la Paz de los Pirineos (1659) que supuso la cesión a Francia del Rosellón y la Cerdaña, la región de Artois y otras plazas. Carlos II (1665-1700) débil y enfermizo, sufrió una serie de derrotas frente a la Francia de Luis XIV, que se anexionó plazas fronterizas en los Países Bajos y el Franco Condado. Al morir sin descendencia dejó el trono a Felipe de Anjou, con lo que tras la guerra de Sucesión, se instalaron los Borbones en España.
Evolución económica y social en el siglo XVII.
La depresión económica del siglo XVII fue general en Europa, pero afectó más a España, especialmente a Castilla. Los arbitristas proponían arbitrios o soluciones para afrontarla.
Crisis demográfica: la población disminuyó por la emigración a América, expulsión de moriscos, levas, aumento del celibato y epidemias que aumentaron la mortalidad, junto al hambre y falta de higiene.
Crisis agrícola: sequías y lluvias trajeron malas cosechas y crisis de subsistencias. La ganadería retrocedió. Crisis industrial y comercial: eran poco competitivas frente a las europeas a causa de la revolución de precios y salarios, la caída de la demanda, las aduanas interiores y las malas comunicaciones.
Crisis de la Hacienda: la llegada de metales preciosos americanos disminuía y la política exterior era muy costosa. Para solucionarlo se elevaron los impuestos, se emitieron juros, se vendieron cargos y títulos y se alteró la moneda, con la consiguiente inflación de precios. Hacia 1680 se inició la recuperación económica.
Crisis social: aumentaron las desigualdades entre los estamentos. La nobleza se endeudó al disminuir las rentas señoriales. Aumentó el clero. La escasa burguesía aspiraba a invertir en tierras y ennoblecerse. Artesanos y campesinos arruinados tuvieron que emigrar. Mendigos y delincuentes eran numerosos. Se impuso la limpieza de sangre para acceder a cargos
Mentalidad y cultura en el Siglo de Oro
La sociedad española siguió marcada por los valores aristocráticos y religiosos de la mentalidad colectiva en la centuria anterior.
Así, valores típicamente nobiliares como el “honor” y la “dignidad” fueron reivindicados por todos los grupos sociales. Un ejemplo de esta mentalidad fueron los duelos, costumbre generalizada que a veces tenía lugar por las ofensas más nimias. Cualquier atentado al honor de un noble llevaba inmediatamente a dirimir la cuestión mediante la espada. Hubo que esperar al siglo XVIII para que se prohibieran legalmente los duelos.
Unido a lo anterior se extendió el rechazo a los trabajos manuales, considerados “viles”, es decir, que manchaban el “honor” y la “dignidad” de aquel quien los ejercía.
Esta mentalidad se apoyaba en los múltiples privilegios que detentaba la nobleza (exención de pagar impuestos directos, no poder ser encarcelados por deudas, no ser torturados, ser enviados a prisiones especiales… Los privilegios llegaban hasta el cadalso: los nobles no podían ser ahorcados y tenían el “privilegio” de morir decapitados.
Esta mentalidad llevó a que, exceptuando ciudades mercantiles como Cádiz o Barcelona, no se pueda hablar de la existencia de una burguesía (mercaderes, fabricantes) con mentalidad empresarial que promoviese el desarrollo económico, tal como estaba ocurriendo en Inglaterra, Holanda…
Las gentes con medios económicos, en vez de hacer inversiones productivas en la agricultura, el comercio o la artesanía, tendieron a buscar el medio de ennoblecerse, adquirir tierras y vivir a la manera noble.
Toda esta mentalidad debe enmarcarse en un contexto de pesimismo y de conciencia de la decadencia del país.
En lo referente a la cultura, España vivió una época de auge sin precedente. Iniciado el siglo con la figura de Cervantes (1547-1616) y su "Quijote" (1605 y 1614), las letras hispanas brillaron con figuras como Quevedo, Lope de Vega o Góngora.
La pintura española del Barroco es una de los momentos claves de la historia de la pintura mundial. Los nombres de Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Ribera o Murillo muestran el momento de apogeo del arte barroco español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario