miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL MOTIN DE ARANJUEZ

EL MOTIN DE ARANJUÉZ.

El Motín de Aranjuez fue un levantamiento popular dirigido por los nobles miembros de la camarilla del Príncipe de Asturias, Fernando. Los desencadenantes son variados: desde el descontento popular por la derrota de Trafalgar a los resultados de la propaganda antigodoy orquestada por los círculos fernandinos.
Desde el 17 de marzo, miembros de la camarilla como el conde de Teba o el marqués de Eyerbe, disfrazados de lugareños, se mueven por el Real Sitio, invitando a vino y haciendo correr el dinero y los ánimos contra Godoy. Los rumores son varios: entre ellos la marcha de los reyes a America.
La presencia de tropas francesas en España, en virtud del tratado de Fontainebleau se había ido haciendo amenazante a medida que iban ocupando (sin ningún respaldo del tratado) diversas localidades españolas (Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona o Figueras). El total de soldados franceses acantonados en España asciende a unos 65.000, que controlan no sólo las comunicaciones con Portugal, sino también con Madrid, así como la frontera francesa.
La presencia de estas tropas terminó por alarmar a Godoy. En marzo de 1808, temiéndose lo peor, la familia real se retiró a Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir camino hacia el sur, hacia Sevilla y embarcarse para América, como ya había hecho Juan VI de Portugal.
El 17 de marzo de 1808, tras correr por las calles de Aranjuez el rumor del viaje de los reyes, la multitud, dirigida por miembros del partido fernandino, nobles cercanos al Príncipe de Asturias, se agolpa frente al Palacio Real y asalta el palacio de Godoy, quemando todos sus enseres. El día 19, por la mañana, Godoy es encontrado escondido entre esteras de su palacio y trasladado hasta el Cuartel de Guardias de Corps, en medio de una lluvia de golpes. Ante esta situación y el temor de un linchamiento, interviene el príncipe Fernando, verdadero dueño de la situación, en el que abdica su padre al mediodía de ese mismo día, convirtiéndolo en Fernando VII, a cambio del perdón a Godoy y la corona.
Los acontecimientos de Aranjuez fueron los primeros estertores de la agonía del Antiguo Régimen en España. El pueblo había sido manipulado, orquestando un autentigo golpe de Estado filian, realizando intervención fue decisiva, puesto que no sólo consiguió la renuncia de un ministro odiado (ya había ocurrido en el motín de Esquilache, en 1766), sino también la renuncia de un soberano y el acceso al trono de un nuevo rey, legitimado por la voluntad popular, que a la postre quedaba a merced de las tropas napoleónicas.

Los acontecimientos de El Escorial y Aranjuez fueron determinantes en los cambios de actitud de Napoleón. Miguel Artola ha señalado tres etapas en el pensamiento napoleónico respecto a España. La primera, denominada de intervención, abarcaría el período comprendido entre 1801 y los sucesos de El Escorial de octubre de 1807. En ella, Napoleón tuvo como objetivo hacer de España, con la colaboración de Godoy, una aliada sumisa a sus directrices políticas. La segunda etapa, de desmembración, se iniciaría en noviembre de 1807 para finalizar con los sucesos de Aranjuez en marzo de 1808.
En esos meses, Napoleón decidió incorporar a Francia las provincias españolas del norte, desde Pasajes y Fuenterrabía hasta San Carlos de la Rápita, en Tarragona, estableciendo en el río Ebro la nueva frontera franco-española. Para ello afianzó su ejército en la Península, en la que había penetrado bajo el pretexto de intervenir en Portugal, y estudió la posibilidad de casar al viudo Fernando con alguna de sus sobrinas imperiales. Los sucesos de Aranjuez, prueba inequívoca del caos político en que se encontraba la Corte española, le decidieron por una solución distinta a la desmembración y que le permitía estabilizar la situación española asimilando España a su Imperio. Es la tercera etapa, denominada por Artola de sustitución, y en la que Napoleón consideró obtener de una sola vez toda España y sus colonias americanas.
Ya que creía imposible restablecer en el trono a Carlos IV contra la opinión de gran parte de la nación, y no deseaba reconocer a Fernando VII, sublevado contra su padre, Napoleón decidió el reemplazo de la dinastía de los Borbones por un miembro de su propia familia.

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