sábado, 2 de octubre de 2010

MODELO COMENTARIO DE TEXTO PAU

COMENTARIOS DE TEXTO / HISTORIA / SEGUNDO DE BACHILLERATO
/ LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1814)
/ “CARTA DE J. A. LLORENTE DEL 4 DE JUNIO DE 1808”

Declaraciones de un afrancesado (carta particular de J. A. Llorente, 4 de junio de 1808)
[…] “en el caso imaginario de poder resistir a las fuerzas del Emperador de los franceses vendríamos a parar en guerras civiles sobre quién habría de reinar; o retrocederíamos al terrible tiempo de haber tantos reyes cuantas provincias, como al tiempo de la invasión sarracénica para eternizar el odio, y los sentimientos de unos españoles contra otros y las calamidades de todos […]
La experiencia de todos los tiempos ha enseñado que la multitud de tropas
bisoñas, indisciplinadas y coecticias, se disipa luego que deja tres o cuatro mil hombres tendidos en el campo de batalla. La historia de los siglos modernos añade que sin llegar este caso basta el extremo terrible de los tiros de artillería para convertir en enjambres fugitivos de moscas los millares de paisanos presentados de repente al peligro de la
muerte. […]
El traer a cuento para las ocurrencias del días las disputas de si Napoleón tiene o
no justo título de nombrar un rey de su familia para España es otro error político que sólo puede influir para nuestras desgracias. ¿Cuál era el derecho de los cartagineses?,¿cuál el de los Romanos?, ¿cuál es el de los Godos?, ¿cuál es el nuestro mismo en las Américas?
La indagación única que nos interesa es la de si es o no es útil admitir la nueva
dinastía francesa. […] Así como se creyó útil aliarnos en fines del siglo XV con la casa de Austria por ser entonces la más poderosa de Europa, y en principios del siglo XVIII con la de Borbón porque Luis XIV de Francia era el rey más grande de su tiempo, así también ahora nos conviene la casa de Napoleón porque su poder es el mayor del mundo conocido, y su protección es capaz de elevar nuestra monarquía al grado más alto de gloria, esplendor y grandeza”.
G.Dyfour, Los afrancesados.

Análisis del texto y cuestiones
1. Clasificación del texto: naturaleza, autor y circunstancias en las que fue escrito
2. Análisis de las ideas principales y secundarias
3. Cuestiones:
a) Estatuto de Bayona
b) Las actitudes ante la ocupación
c) Guerra de la Independencia.
1.-Clasificación del texto

Se trata de una fuente secundaria de naturaleza historiográfica, ya que el texto que
analizamos está recogido en el libro “Los afrancesados” del autor G. Dyfour, quien, en esta monografía sobre los partidarios de José I, recoge una carta particular de J. A. Llorente, clérigo afrancesado, fechada el 4 de junio de 1808. Dicha carta, un documento de carácter privado y por tanto confidencial, sólo se puede entender desde el conocimiento y la vivencia personal de los hechos ocurridos en España el año 1808: presencia de tropas francesas, intrigas palatinas, Motín de Aranjuez, Abdicación de Carlos IV y Abdicaciones de Bayona, Estatuto de Bayona, acontecimientos del mayo madrileño de 1808, etc. La sociedad española, y el remitente de la carta, se cuestiona y establece posturas ante la situación generada por la ocupación francesa del territorio peninsular y ante el cambio de dinastía, forzado por Napoleón al imponer como rey de España a su hermano, José Bonaparte. Llorente se expresa partidario de José Bonaparte ya que confía que la monarquía española, gobernada por un hermano de Napoleón y bajo su protección, alcance “el grado más alto de gloria, esplendor y grandeza”.
Juan Antonio Llorente fue un eclesiástico e historiador español. Hombre culto e ilustrado, fue comisario de la Inquisición en Logroño, alcanzando la Secretaría General de la institución en 1789. Inició un proyecto de reforma del Santo Tribunal en un momento difícil, ya que fue en estas fechas cuando la Inquisición se empleó por parte del gobierno para depurar las influencias procedentes de Francia, que había vivido su revolución pocos años antes. Con José Bonaparte fue nombrado Archivero e Historiador del Santo Oficio, iniciando su estudio histórico que vería la luz en Francia años después (Historia de la Inquisición española -1817). El “rey intruso” le otorgó el cargo de consejero de Estado. También es autor de Memoria para la
historia de la revolución española (1814-16).
2.- Análisis de las ideas principales y secundarias
La idea principal de texto, expuesta a modo de conclusión, es el posicionamiento del remitente de la carta a favor de la nueva dinastía Bonaparte en razón de la utilidad que para la grandeza y esplendor de España tiene la vinculación a la Francia napoleónica y la protección del emperador de los franceses. En resumen, Llorente es uno de esos intelectuales españoles herederos de la Ilustración española, que veían en la nueva dinastía una oportunidad para realizar reformas políticas y sociales frente al Antiguo Régimen. En párrafos anteriores, utilizando abundante argumentación histórica en apoyo de su posición, ha rechazado, por inútil y absurdo, el preguntarse quién habría de reinar en el impensable caso de ser capaces de rechazar a los ejércitos napoleónicos, o cuestionarse la legitimidad de Napoleón para dar a España un rey de su familia.
3.-Cuestiones:
a).-Estatuto de Bayona
El nuevo régimen político monárquico de José I quedó diseñado por el denominado Estatuto de Bayona, que fue elaborado por el entorno de Napoleón y promulgado en esa ciudad francesa en julio de 1808. El Estatuto de Bayona, que jamás fue aplicado, en realidad debe ser definido como una Carta Otorgada, puesto que no fue realizado libremente por los representantes de la nación. Se trataba de un texto legislativo parcialmente reformista, ya que incluía en su contenido el reconocimiento de ciertos derechos individuales (libertad de imprenta, libertad de movimientos, libertad de industria y comercio, igualdad fiscal) y la supresión de los gremios, de los mayorazgos y las torturas a los detenidos. También afirmaba la religión católica como única permitida, garantizaba el mantenimiento de algunos privilegios estamentales y continuaba reservando al rey la práctica totalidad de los poderes, incluyendo las atribuciones gubernamentales y legislativas. Asimismo, el Estatuto preveía la celebración de elecciones a representantes en Cortes, cada tres años, mediante un sistema de sufragio extremadamente restringido y por estamentos. Su contenido fue completado personalmente por Napoleón ordenando la abolición de la Inquisición y de los derechos señoriales.
De cualquier forma, José I fue un monarca siempre itinerante, débil y falto de autoridad, que nunca logró ejercer el gobierno efectivo de España porque las decisiones más importantes siempre las tomó su hermano Napoleón.
b).-Las actitudes ante la ocupación
Los españoles reaccionaron de forma diferente ante los hechos consumados de la invasión francesa y las renuncias de Bayona. La mayoría de la población, perteneciente a distintos grupos sociales y opciones ideológicas, se opuso a la ocupación y participó más o menos activamente en las luchas contra el ejército napoleónico.
Otro sector de la sociedad, compuesto especialmente por funcionarios públicos empleados que vivían en las ciudades controladas por los franceses, adoptó una posición más tibia e indecisa.
Muchos de ellos incluso prestaron sumisos el exigido juramento de fidelidad a Bonaparte solo para sobrevivir y conservar su situación.
Por el contrario, José I únicamente recibió el apoyo de un grupo numéricamente muy reducido de españoles. Estos colaboracionistas, que pronto recibieron el apelativo de “afrancesados”, pertenecían a los sectores sociales más altos y eran, en muchos casos, ilustrados cultos y entusiastas de la realización de reformas, como fue el caso de Francisco Cabarrús, Javier de Burgos, Mélendez Valdés, Leandro Fernández de Moratín.
Algunos de los motivos expuestos por esta minoría de afrancesados para justificar su
cooperación con Napoleón fueron:
• La resistencia armada era inútil y cualquier oposición a las invencibles fuerzas
francesas, provocaría inevitablemente la ruina de España.
• La única manera de evitar la desmembración del territorio español, de asegurar la
integridad y de mantener los territorios americanos consistía en respaldar los planes
napoleónicos.
• El cambio dinástico ofrecía una oportunidad para emprender un programa de reformas
que España necesitaba, evitando experiencias revolucionarias.
Aunque algunos afrancesados eran personas bienintencionadas, muchos eran simples
oportunista, ansiosos por medrar y ocupar buenos cargos aprovechando la nueva situación. En cualquier caso, todos ellos fueron considerados traidores a su patria por la mayoría del pueblo
español, y al finalizar la guerra, se vieron forzados a marchar al destierro por su colaboración con el enemigo. Aproximadamente, unos 15.000 afrancesados se refugiaron en Francia al terminar la Guerra de la Independencia en 1814.
c).-Guerra de la Independencia.
La guerra de la Independencia supuso algo más que un enfrentamiento entre españoles y
franceses. Por una parte, fue un conflicto civil interno entre los afrancesados, partidarios de José I, y los llamados “patriotas”. Por otra, fue también un conflicto internacional entre las dos grandes potencias, Francia y Gran Bretaña, ahora aliada de España, que dirimían en la Península su lucha por la hegemonía mundial.
Los acontecimientos militares se sucedieron en tres fases:
Primera fase: desde mayo a finales de 1808.
Se desarrolló una guerra convencional en la que frente a la superior técnica militar francesa, los españoles opusieron una heroica resistencia. Durante estos meses las tropas francesas, unos 150.000 hombres bajo el mando de Murat, fueron incapaces de ocupar rápidamente el país. No lograron conquistar Gerona, Zaragoza ni Valencia. El ejército español venció en la batalla de Bailén y los franceses se vieron obligados a evacuar Madrid y Portugal, derrotados en este caso por el ejército inglés, aliado ya de los españoles.
Segunda fase: desde finales de 1808 hasta finales de 1811.
Fase de dominio militar francés, que se inició con el traslado de Napoleón en persona a España al frente de 250.000 hombres, en su mayoría los mejores veteranos de guerra. El emperador recuperó Madrid. En 1809 sólo Cádiz estaba libre del dominio francés; pero la ocupación de España fue muy dificultosa por el hostigamiento, cada vez mayor, de las guerrillas, partidas numerosas que atacaban a los franceses y rompían sus líneas de abastecimiento. Esta forma de guerra contó con personajes destacados como Espoz y Mina, el cura Merino o Juan Martín, “el Empecinado”.
Tercera fase: 1812 y 1813.
Con el declive del poderío de Napoleón en Europa se iniciaron las derrotas francesas en España. Durante estos años los franceses, con efectivos cada vez más reducidos e impotentes para afrontar simultáneamente la guerra en dos frentes (España y Rusia), se irán retirando progresivamente hacia la frontera pirenaica empujados por los españoles y por el ejército angloportugués dirigido por el general Wellington, quien venció a los franceses en la batalla de Arapiles. En 1813, las derrotas de Vitoria y San Marcial llevaron a la expulsión definitiva de las tropas napoleónicas. En 1814 Fernando VII regresó a España, liberado de su cautiverio.

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